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Con la llegada del buen tiempo podemos disfrutar mucho más del campo. Ir a la captura de nuevos paisajes que podamos fotografiar, pasear con el perro, volar cometas, una gynkana para disfrutar toda la familia, pintar al aire libre, etc. Todo esto es fatible y además nos sacará de la rutina del trabajo, estamos en vacaciones, dejamos a un lado el movíl, el ordenador, y solo pensamos en el esparcimiento y el ocio. Se puede disfrutar de todo estos pero sin perjudicar la naturaleza.

Juegos y ocio en el campo sin perjudicar nuestro entorno

 

 VOLAR COMETAS
 

 

“MARZO VENTOSO, ABRIL LLUVIOSO, HACEN A MAYO FLORIDO Y HERMOSO”

Así reza el sabio refranero popular español, según el cual  el mes de Marzo es uno de los mejores para salir al campo a volar cometas.

Para que la experiencia resulte más didáctica y divertida, nada mejor que fabricarlas uno mismo en casa.

Listones de caña, telas, cintas y cuerdas, son las sencillas materias primas que se necesitan.

 

Bastará con realizar un pequeño armazón de estructura de cañas atadas fuertemente con cuerda, que se decorará posteriormente con trozos de papel o retales de telas viejas, añadiendo finalmente una cola de colores que se puede confeccionar manualmente con cintas cosidas. La cometa se remata sujetando la parte central a un hilo fuerte y largo de bramante, que según la habilidad de cada uno en sus movimientos, permitirá realizar vistosas y sorprendentes piruetas en el aire.

Un consejo final: cuanto más plana y ligera sea la estructura, más fácil resultará elevarla y manejarla. Manos a la obra y suerte.

JUGAR CON EL PERRO

 

Los perros agradecen el ejercicio físisco tanto como las personas. Y mucho más si éste se prevée a cielo avierto, en una vasta superficie sin límites rodeada de agreste naturaleza.

 

Pero no sólo son las razas cazadoras las que exigen esta puesta a punto de cara a la próxima temporada, los perros de compañía disfrutarán igualmente con los jegos y el paseo.

 

Se aconseja cumplir una rutina, que el animal se acostumbre a realizar su entremaniento siempre a la misma hora y en días consecutivos, al fin de mantener cierta disciplina.

 

Arrojarle pelotas y palos, echarle alguna carrera o instarle a que camine a nuestro lado, son algunas pruebas de adiestramiento que le causarán emoción.

PINTAR AL AIRE LIBRE

 

La propuesta es muy sugerente, de hecho lo que menos importa es el resultado. Hay que atreverse a disfrutar de la luz otoñal de otra manera. Empuñando un carboncillo, unas acuarelas o unas tizas de pastel, y dejarse seducir por la belleza del paisaje natural que en esta estación utiliza los tonos más calidos de la paleta cromática.

 

Es otra forma de relacionarse íntimamente con la vida del campo, pues plasmar en papel un retarato de la naturaleza pide una observación atenta de los detalles y el ritmo.

 

Con objeto de evitar pudores a los iniciados también para intesificar el momento personal, se recomienda pintar en soledad.

Y quién sabe, tal vez al primer intento le sucedadn otros, pues se ha desperezado el genio creativo de un futuro artista o, simplemente, se ha descubierto un nuevo hobby.

 

Entonces sólo resta proveerse del equipo profesional de campaña: caballete y pinceles.

OBSERVACIÓN DE LAS AVES

 

A finales del mes de Septiembre, en las dehesas comienza a surcar el cielo las formaciones en “uve” que adoptan las comitivas de grullas en su vuelo migratorio. Proceden del norte y nordeste de Europa, adelantándose a los fríos, y su destino final suele ser Africa, Sudán Etiopía, o el Mediterráneo, pues algunos grupos eligen sus regiones cálidas para invernar.

 

Si se desea examinar de cerca los grandes bandos de estas aves, el observatorio provisional idóneo puede instalarse en las dehesas fronterizas de Cáceres, Badajoz o en la Laguna de Peñalazora en Alto Guadiato (Córdoba). Afinando más el punto geográfico, por ejemplo, en la extensa llanura alrededor de Valdecaballeros.  Allí se cuentan por cientos.

Se estima que el mejor momento del día para su estudio es la caída de la tarde, cuando entran a dormir y la luz desorienta y se vuelve mágica. Con la ayuda de unos prismáticos (baste un modelo de 8 x 30), no pasarán inadvertidos ninguno de sus movimientos, al tiempo que se apreciará su porte

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